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La diabetes es el perfecto caldo de cultivo para el enojo. Este puede presentarse en el momento del diagnóstico, con la pregunta, "¿Por qué yo?" Quizá le cueste dejar de pensar lo injusta que es la diabetes: "¡Esta enfermedad me da tanta rabia! No quiero hacerme el tratamiento. No quiero controlarla. ¡La odio!"
Una de las razones por las que el enojo y diabetes con frecuencia van de la mano es que la diabetes hace que uno se sienta amenazado. Con diabetes, es posible que la vida le parezca llena de peligros: reacciones a la insulina o complicaciones. Cuando esas amenazas producen temor, a menudo la ira surge como defensa.
Si bien es cierto que el enojo descontrolado puede causar más daño que beneficios, puede haber un lado positivo. La frustración también puede motivarlo a actuar con decisión y protegerse. Puede aprender a canalizar su enojo. Incluso puede usar su enojo para controlar mejor la diabetes.
El enojo perjudicó a María H., de unos 55 años, quien recibió un diagnóstico de diabetes hace seis meses. Estaba furiosa. Consideraba que la diabetes no solo amenazaba su salud, sino también su estilo de vida. Como es una mujer llena de orgullo, con una activa vida social y comunitaria, le resultaba imposible hablar abiertamente sobre su "debilidad". No quería que sus amigos le prepararan comidas especiales. Incluso le parecía que ahora su marido la veía como "inválida" y que era "menos mujer" para él. Se negaba a aceptar el diagnóstico, lo que aumentó la frustración que María sentía a raíz de la diabetes.
María quedó atrapada en un círculo vicioso. Estaba enojada con la diabetes por cambiar su vida. Se negó a aceptar sus necesidades de atención médica pues se rehusaba a cambiar su vida. No recibió atención para la diabetes, y su nivel de glucosa en la sangre siguió siendo alto. Con un mal control de la enfermedad, María se sintió peor. Aumentó su enojo contra la diabetes.
Si usted se encuentra en un círculo vicioso de enojo, como María, no tiene que quedarse atascado. Una forma de romper el círculo vicioso la ofrece el Dr. Weisinger's Anger Work Out Book por Hendrie Weisinger, PhD. Sugiere hacer tres cosas:
La frustración de María le reveló algo muy importante. Todavía no había aceptado que tenía diabetes. Para recibir más apoyo, se hizo miembro de la filial local de la Asociación Americana de la Diabetes. Conocer a otras personas con diabetes la ayudó a sentirse menos sola. También se dio cuenta de que tener diabetes no le quitaba valor como persona.
Poco a poco comenzó a disfrutar la compañía de sus amigos nuevamente. Podía hablar abiertamente de su enfermedad y también decirles a sus amigos que no quería que la trataran de manera especial.
El objetivo no es eliminar el enojo de su vida. Es posible que lo sigan enojando las mismas cosas. Cuando siente miedo o se siente amenazado o frustrado, el enojo es una respuesta normal. Pero usted puede hacer que este sentimiento le funcione a su favor. Esta puede ser un indicio de que necesita ponerse en acción. Unas cuantas sesiones con un terapeuta experto podrían ayudarlo.
El enojo puede impulsarlo al crecimiento, al cambio y la acción. Cuanto mejor comprenda el enojo que siente, más capaz será de usarlo para cuidarse adecuadamente.